Los graffiti nos han acompañado desde tiempos inmemoriales, con ejemplos en la Antigua Grecia o el Imperio Romano. Antiguamente, los graffiti representaban declaraciones de amor, retórica política o crítica social.

En la actualidad, sin embargo, su contenido es bien diferente, buscando notoriedad en algunos casos, y en otros, simplemente, diversión en lo prohibido. Estamos hablando de vandalismo.

El vandalismo (graffiti, rotura de mobiliario urbano o elementos privados) afea las ciudades y produce en los ciudadanos sensaciones de inseguridad y desasosiego.

En Colmenarejo, los graffiti afean, entre otras cosas, todos los parques públicos, haciéndolos poco o nada deseables para los ciudadanos. Por no hablar de las marquesinas de los autobuses, que, apenas reparadas, vuelven a ser rotas por los vándalos.
ALTERNATIVA por Colmenarejo propone tres fases en la lucha contra el vandalismo:
- Prevención.
- Organizar talleres y actividades, tanto lúdicas como educativas, ecológicas y culturales para todos los jóvenes de Colmenarejo (ver nuestro Avance de propuestas), potenciando también la Casa de la Juventud.
- Prohibir en el municipio la venta de pinturas en spray a menores de edad.
- Proteger las superficies más propensas a graffiti con productos especiales para facilitar su limpieza.
- Vigilar las zonas en las que se cometen los actos, especialmente de noche.
- Sanción.
- Aplicar las sanciones establecidas en las ordenanzas municipales (entre 451 y 2.000 euros en el caso de las pintadas, más el coste de la reparación de los desperfectos).
- Conmutar las sanciones, cuando se estime conveniente, y solo en el caso de menores, por trabajo social, en el que se incluiría la limpieza o reparación de los daños causados.
- Reparación.
- No se pueden dejar los desperfectos sin reparar durante años. El Ayuntamiento debe velar por el mantenimiento y limpieza de todas sus instalaciones. El no repararlas produce un “efecto llamada”, ya que el vándalo se siente invulnerable y libre para causar más daños.
- Ayudar a los particulares para que puedan limpiar sus fachadas o vallas.
Lamentable que penséis eso del graffiti, pero en fin cada uno con su opinión..
¿Qué pensarías de la persona que decide una buena noche reproducir su bonita firma a varios colores en los laterales de tu coche? Imagino que “vándalo” sería lo más suave que le llamarías. Si no es así, dime dónde aparcas tu coche porque mi hijo tiene algunos amigos que consideran que la expresión plástica del artista grafitero no debe encasillarse en muros y paredes de chalés y edificios públicos, pero no se atreven a dar el paso y decorar bienes muebles ajenos, como coches, motos, chupas de cuero, etc.
Tengo un amigo que se pasó años construyéndose con sus propias manos la casa de sus sueños. Cuando estaba casi terminada se la cubrieron de pintadas. ¿Podéis imaginaros cómo le sentó?
No entiendo cómo estropear las propiedades de los demás puede considerarse arte. Yo lo llamo “gamberrada”.